El “Peñón de Ifach” en Calpe, símbolo de la Costa Blanca, se alza en el mar como roca calcárea de unos 50.000 m2 a 332 m. de altura y un kilómetro de longitud. Unido a tierra por un estrecho istmo, es producto de un deslizamiento de la cercana “Sierra de Oltà” constituyendo uno de los accidentes geográficos de mayor singularidad y belleza no sólo de la Comunidad Valenciana sino de todo el litoral mediterráneo.
A ambos lados de Ifach se abren playas de fina arena y aguas transparentes: la de “Levante” o “La Fossa” hacia el Norte, las de “Cantal Roig” y “Arenal-Bol” hacia el Sur que, con el “Morro de Toix”, da forma a la bahía de Calpe.
Nosotros seguimos nuestro ascenso entre vegetación y montaña antes de cruzar el túnel, una paradita para contemplar las primeras panorámicas. Empleamos una hora en subir por la senda marcada hasta la cota más alta, observando las diferentes especies vegetales que pueblan las ocas (más de 300 variedades) y las evoluciones en el aire de las numerosas golondrinas que anidan en sus recovecos. La subida no ofrece especial dificultad y, en cualquier caso, la belleza de las vistas compensa el cansancio.
Subimos con trabajo pero recordando nuestro anterior viaje se nos pasa el tiempo rápido, solo nuestras risas se oyen en lo alto de aquella montaña, y nuestro grito de ¡FALTA MUCHO! ¡ME ABURRO!
Entre sudor, cansancio, piedras, llegamos a la cima, nuestra primera cima. Por fin!!
No es más quién más alto llega, sino aquel que influenciado por la belleza que le envuelve, más intensamente siente.
(Maurice Herzog)
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