martes, 10 de abril de 2012

Sierra de Alcaparaín. Cerró la Canana.

Sierra de Alcaparaín.
Cerró la Canana, ruta circular.
Sábado 7 de Abril de 2012
La Sierra de Alcaparaín, comprendida en su mayor extensión entre los términos municipales de Casarabonela y Carratraca, aunque también tiene algunas estribaciones en su parte Norte en el pueblo de Ardales.
Se llega por la carretera A-357 desde Ardales a Carratraca y pasando el Puerto de Los Málaga, sobre 50 metros antes del cruce hay un cartel de la Junta de Andalucía, es por donde hay que entrar por una pista a la derecha paralelo a la carretera en dirección contraria a dónde venimos hasta un cartel donde nos indica el camino hacia el Monte Caparain, nos adentramos en la pista bordeada de cipreses, ahora nos quedan dos kilómetros por el carril hasta llegar al Helipuerto con el embalse de carga y la cadena que nos corta el paso.
Se trata de una ascensión algo dura, con un fuerte desnivel, que nos llevará a la cota máxima de 1.296 metros en el vértice geodésico de Valdivia. Esta montaña también es nombrada a veces como el Pico del Grajo, el cual se encuentra en la parte Sur de la cima, a menor altitud que Valdivia.


Dejamos el vehiculo junto al embalse y nos encontramos en la unión de tres pistas, tenemos que tomar la del centro que está cerrada por una cadena.

A unos cien metros nos encontramos que la pista se bifurca, nosotros vamos a subir por la de la izquierda que es el Barranco del conejo.
 Un poco más adelante pasamos por un antiguo cortijo ya en ruinas.
La pista va subiendo suavemente hasta que llega un momento en que se convierte en un sendero que se dirige a unos impresionantes cortados, ahora podemos comprobar en su totalidad la Cañada del Conejo.

Poco a poco nos vamos acercando a la parte alta de la sierra el zigzagueo del sendero es más pronunciado y las nubes comienzan hacer acto de presencia dejando caer algunas gotas sobre nosotros.


Ya casi arriba nos encontramos una bifurcación, donde les ha dado por dejar un hito muy particular, una flecha de piedras indica el camino de la derecha que se dirige al Cerro de la Canana, la izquierda va hacia el Valdivia o Grajo, nos adentramos hacia la izquierda al llegar al llano podemos comprobar que las nubes negras cubren toda la sierra.


Decidimos volver hacia el Cerro la Canana por el que comenzamos a subir por una zona pedregosa donde no hay sendero alguno.


Las nubes están casi encima de nosotros, por lo que decidimos volver para comenzar la bajada por la cañada Canchal.


Comenzamos la bajada por un sendero muy parecido al que subimos, pero las lazadas son más fuertes y está más empinado que se dirige a una garganta que ya vemos más abajo.


Las nubes han pasado de largo y no han descargado ni una gota, por lo que decidimos hacer una paradita para apaciguar el hambre.


Llega momento en que el sendero se confunde con el lecho seco del arroyo y es donde se encuentra más perdido e invadido de matorral y donde la aulaga invade todo.

Cuando el barranco se abre y parece que ha pasado lo más escabroso del sendero, nos encontramos que hay que pasar por una zona volada sobre el abismo, con un espeso matorral donde las aulagas hacen de las suyas en piernas, brazos y toda parte del cuerpo que te rocen.
Después de un zigzagueo por esta espesura pasamos por la calera y en nada llegamos a las ruinas de la antigua casa forestal.

Ahora solo queda seguir por la pista forestal hasta el cortijo en ruinas del comienzo de la ruta, y luego al coche.
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Kayak por los Acantilados de Maro

Un paseo en Kayak por los acantilados de Maro

Domingo 8 de Abril de 2012
Para hacer este paseo por los espectaculares acantilados hay que ir hasta la bonita ciudad de Nerja.
Nerja es pueblo marinero y agricultor con raíces árabes, su nombre procede del árabe 'Naricha', (manantial abundante), goza de un clima privilegiado y de un entorno paisajístico de ensueño, donde se alternan espectaculares acantilados y playas de arena dorada.
Desde una de sus playas es desde comenzamos el paseo, justo desde la playa de Burriana.

Para llegar a la playa Burriana hay que tomar la autovía del Mediterráneo (A-7, N-340) desde cualquier punto del litoral malagueño, se llega a la localidad de Nerja, y salir por la 292 dirección cuevas de Nerja, luego dirección Nerja y en la cuarta rotonda bajar por la calle de las Filipinas que va directo a la playa de Burriana.


Empezamos el recorrido apreciando un acantilado de baja altura, que está formado por arenisca, más o menos accidentado, que en su cima alberga algunas de las urbanizaciones del pueblo de Nerja.


Entre los cañaverales y las higueras bravías, resbalando sobre la piedra y dejando un manto de algas y líquenes de color verde, cayendo al final, con fuerza sobre el agua marina, mientras en la cima de las grandes piedras de alrededor las gaviotas anidan, aprovechando los huecos calcáreos que el agua ha configurado en siglos.


Casi al principio del acantilado podemos acercarnos a unas pequeñas cavernas de arenisca endurecida, sobre la cual caen, como si quisieran bañarse en este mar azul, los cañizales, mientras que una cortina de agua dulce, cae hasta el agua salada, en un fondo de transparentes roquedales y arenados de un color verde esmeralda que constituyen uno de los paisajes más relajantes que la naturaleza nos ha regalado.


Después de una pequeña playa, observaremos una zona rocosa, con peñones que asoman en medio del mar, separados de tierra firme, entre los que podemos pasar con nuestros Kayak.


Una vez pasado esta zona de peñones, en un recodo del acantilado nos topamos repentinamente con uno de los escenarios más bellos que se pueden encontrar en la franja marina. Se trata de una gran catarata de agua dulce que cae desde gran altura en una pequeña bahía.

El agua de la catarata, procede del afloramiento desde la sierra de Almijara en el azud del Río de la Miel, que se aprovecha para abastecer a las poblaciones de Maro y de Nerja, y cuyos excedentes son utilizados para el riego de las huertas, y finalmente caen al mar, para mezclarse con las azules aguas saladas. Posteriormente la evaporación del mar volverá a llenar las nubes que volverán a derramar su lluvia sobre la sierra cercana, cerrándose así el círculo natural del agua, y generando la vida tal como la conocemos.

Difícil de olvidar es este rincón, del que saldremos casi seguro contra nuestra voluntad.