"Entonces tiene San Esteban esta luz, cuando se llega, como nosotros, del otro lado del río. Dorada en los lienzos de piedra que quedan del castillo roto; púrpura a sus pies, en el desgarrón de la montaña donde han ido creciéndole las bodegas; sobre las techumbres, de rojo de teja usado; y ese verde cernido del sol que traspasa las frondas del Duero…”
lunes, 13 de septiembre de 2010
San Esteban de Gormaz
San Esteban de Gormaz, es un municipio de Soria, con una altitud de 925 metros.
Situado en la margen derecha del Duero.
Controlando su entrada tiene un puente medieval del siglo IX, que lo atraviesa, restaurado en 1526 y muy modificado en 1717.
Tenía una torre en el centro del puente que contenía una virgen, llamada de la Cántara, dentro de una hornacina, desaparecida a comienzos del siglo XX.
Llegamos en su día de fiestas, dedicado al Santo Cristo de la Buena Dicha, tras la festividad de la Virgen del Rivero, con tamborrada, dianas, misa en el templo junto a la patrona, actividades infantiles y tarde de toros.
Algunas chicas reparten jamón a los viandantes.
La localidad amaneció sacudida por tambores, al ritmo de la tamborrada tomasina, en la que cerca de un centenar de sanestebeños se unieron para tocar sus tambores y despertar a reina, damas, al alcalde y a toda la localidad…
Sobre un alto cerro, la silueta de su antiguo castillo.
Este sorprendente pueblo de Soria que nos acogió es donde el Cid, entre sus caballeros, ganó Castilla para los cristianos.
En el “Myo Cid en tierras de Soria”, es descrito con singular belleza:
"Entonces tiene San Esteban esta luz, cuando se llega, como nosotros, del otro lado del río. Dorada en los lienzos de piedra que quedan del castillo roto; púrpura a sus pies, en el desgarrón de la montaña donde han ido creciéndole las bodegas; sobre las techumbres, de rojo de teja usado; y ese verde cernido del sol que traspasa las frondas del Duero…”
"Entonces tiene San Esteban esta luz, cuando se llega, como nosotros, del otro lado del río. Dorada en los lienzos de piedra que quedan del castillo roto; púrpura a sus pies, en el desgarrón de la montaña donde han ido creciéndole las bodegas; sobre las techumbres, de rojo de teja usado; y ese verde cernido del sol que traspasa las frondas del Duero…”
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Que pueblo mas bonito.
ResponderEliminarParece muy tranquilo.
Carol